Me disfracé de responsabilidad afectiva
Si la intención es dar miedo, impactar o mínimamente asustar, el premio al mejor disfraz de lo lleva sin duda alguna este, el de la responsabilidad afectiva.
No existe una situación que sea más desafiante que el enfrentamiento con la realidad cuando decides quitarte la máscara que llevas y te observas en el espejo.
La realidad que muchos desean evitar, y que por lo general lleva a una saturación emocional interna.
Cuando decidimos vivir en un eterno Halloween, todo lo que hacemos o sentimos le pertenece al personaje pero no a nosotros.
Me explico,
Hoy en día conocemos los personajes de las redes sociales conocidos como influencers, estos personajes tienden a tener un nombre para las redes con el fin de justificar todo su accionar en ese personaje ficticio, y lo mismo pasa con algunos artistas y deportistas.
El problema con este tipo de perfil, es que se abanderan de los logros alcanzados por medio del personaje, y se pasean muy orgullosos de lo que han alcanzado ( sin desmeritar sus logros) pero cuando deben enfrentar una situación incómoda personal, de inmediato se refugian en la excusa de: es que no soy yo, es el artista, no soy yo es el influencer.
Y por eso es muy poco probable encontrar personajes que se atrevan a ser ellos completamente en todo su ser y se adueñen de sus acciones sin utilizar una máscara o un disfraz.
Cuando comienzas el proceso de avanzar hacia nuevas perspectivas, es absolutamente necesario quitarse la máscara para poder tener una mejor y más amplia visión de lo que deseas ver.
No quiero imaginar lo que tuvo que haber sido para los caballeros de la época medieval, en pleno combate, tratando de observar lo que ocurría en semejante tragedia a la hora de estar en una zona de guerra y queriendo ver mas allá de lo que esa ranura en los ojos le permitía.
Para ellos prevalecía mas la protección de lo que había dentro de la armadura que lo que podrían descubrir si simplemente se liberaban de ella.
Y es que hoy en día hay muchas personas que están disfrazados de caballeros medievales, sea por la poca perspectiva que logran alcanzar, pues no se quitan el casco para dar un respiro y mucho menos la armadura en la que viven, creen que son eso, y la forma de actuar y pensar se solidificó en lo que ellos consideran ser, esa armadura fuerte, valiente, que no le da miedo nada y que esta dispuesto incluso a dar la vida por defender.
Este pensamiento individual medieval, lo único que a logrado en la sociedad es generar más fricción, pues al tener más fricción fortaleces más el personaje con el que te defines.
Diferente a si decidimos sentir corazonadas, en vez de fricciones.
La necesidad de permitirnos sentir corazonadas, nos lleva a questionarnos en algún momento, si de verdad es necesario seguir cargando semejante armadura en pleno 2023.
Si de verdad soy así, y ya.
No voy a cambiar y punto.
Si de verdad me siento cómodo cuando termino la frase: “si le gusta bien, y si no de malas”
Cuando comenzamos a sentir este tipo de corazonadas, comenzamos a tener en cuenta la posibilidad de dejar este disfraz que en algún momento creímos era nuestra personalidad, comenzaremos a eliminarlo por partes, hasta que simplemente tiramos la máscara y nos enfrentamos a nosotros mismos con la responsabilidad afectiva que nuestro Yo del futuro se merece.
Pero no sólo nuestro yo, también nuestra pareja, nuestros hijos, y nuestra sociedad.
Cuando decidimos aceptarnos como somos detrás de la máscara, comenzamos a tener esa responsabilidad afectiva necesaria para avanzar, y esa aceptación radical es necesaria para avanzar.
Pues en el reconocimiento de lo que verdaderamente somos esta la base de lo que realmente va a solidificar ese ser que queremos ser o construir.
Comenzaremos una pelea con nuestro ego, que no conoce ese nuevo ser y que le va generar incomodidad constante, al punto que comenzará a jugar con nuestra vanidad, y no hablo de vanidad física.
En el proceso de avanzar reconocer con el corazón de manera honesta es aceptar todos los errores que hemos cometido.
Y para el el ego esto no es fácil. Al punto que este, el ego, te sugiere que comiences a aceptarlo pero de una forma más agradable, vanidosa y más bonita, entonces caes en su trampa:
“La victimización”
La victimización es el maquillaje que hay detrás de la máscara.
Cuando comienzas tu proceso de aceptación atravesarás esta nueva perspectiva, la victimización hoy en día genera más likes que un vídeo de un borracho cayendo.
Y cuando estamos en nuestro proceso individual queriendo compartir lo que llevamos haciendo, una de las herramientas que se usa hoy día es la de comunicar a través de las redes sociales, al punto que el ego lo ha convertido en una moda.
Salir en vídeos reconociendo todas esas decisiones desacertadas nos suman likes y generamos controversia alrededor de la tragedia, entonces en tu proceso individual estará prevaleciendo aún tu ego quien fue el encargado de hacerlo más bonito y de forma que para ti sea agradable.
Avanzar hacia el reconocimiento individual es una tarea diría constante, que sólo requiere de nuestra atención y nada más.
El tiempo se encargará de entregarte momentos y lugares para exponer tus pensamientos, emociones o experiencias.
Así que si vamos a avanzar que sea para soltar esta armadura y dejar atrás todo lo pesado, lo incómodo y lo insatisfactorio que es tenerla puesta día a día.
Pues es nuestra responsabilidad enfrentarnos a nosotros para aceptarnos como somos y comenzar a pulir eso que sabemos debemos mejorar, y que tomará tiempo, pero que a la larga te llenará de plenitud, paz y tranquilidad.
Que sea un día, lleno de paz amor y tranquilidad, que sea un día para ampliar la perspectiva interna que aún no logras alcanzar, pues en este recorrido, el de avanzar en nuestro propósito, caminar hacia adentro es un camino que nunca termina.
Parar para descansar, y avanzar.
Un día a la vez.
Lento pero seguro.
Pues al final más sabe la tortuga del camino que la liebre.
Nospi.
Johnk
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